Melicoccus bijugatus Jacq.
SapindaceaeDurante el siglo XVI, cuando Sevilla era el punto de salida y llegada de barcos hacia las nuevas colonias americanas, existían en la ciudad diferentes jardines privados donde se plantaban experimentalmente las especies recién llegadas del Nuevo Mundo. Así, las huertas del hijo de Cristóbal Colón, Hernando, del médico Nicolás Monardes o del comerciante Simón de Tovar, sirvieron como primerizos jardines de aclimatación en los que se comprobaba si las nuevas plantas podían adaptarse a las condiciones de la Península Ibérica. Con gente como Tovar estableció contactos uno de los padres de la botánica moderna, el holandés Carolus Clusius, para que le enviara descripciones y semillas de las nuevas especies. Tras la muerte de Tovar, Clusius mantuvo la relación con Sevilla carteándose con Juan de Castañeda, otro médico estudioso de las plantas, quien contó con la colaboración de Rodrigo Zamorano, cosmógrafo y profesor de la Casa de la Contratación, lugar que funcionaba por entonces, entre otras cosas, como escuela de navegantes. Aprovechando su condición de examinador de los pilotos de la llamada carrera de Indias, Zamorano, y a través de él Castañeda, se hizo traer plantas exóticas de América. La contribución a la botánica de Castañeda es la serie de plantas del Nuevo Mundo sobre las que proporcionó noticias o materiales a Clusius, cuarenta de las cuales han podido ser identificadas, entre ellas los “mamones”, junto con la Pita o Agave americana. Aunque en realidad sería la papaya la planta aquí conocida como “mamón”, posiblemente los también sabrosos frutos del meliccoccus bijugatus llegarían a Europa por estas fechas de finales del XVI cuando ejercían su labor Castañeda y Zamorano.