Cupressus arizonica Greene
CupressaceaeCupressus proviene del latín, ya que así llamaban los antiguos romanos al ciprés. A su vez ese nombre deriva del vocablo griego kypárissos o cipariso. El poeta latino Ovidio explica el origen del término con la leyenda de Cipariso, de la cual toma el árbol el nombre y del que a su vez deriva el de la isla de Chipre: este joven pasaba gran parte de su tiempo en los bosques en compañía de un ciervo de cuernos de oro consagrado a las ninfas. Un día, en el bochorno de una tarde estival, el ciervo se echó a la sombra de unos árboles a descansar y Cipariso, inadvertidamente, lo traspasó con un venablo puntiagudo. Desesperado, el muchacho pidió a los dioses permanecer en un luto eterno, por lo que se transformó en ciprés, el árbol del dolor que, desde entonces, crece cerca de las tumbas.
Bien conocido así también por las culturas del Mediterráneo en la Antigüedad, el género Cupressus está no obstante bastante extendido por regiones de climas cálidos del planeta, donde se desarrolla de manera espontánea. Incluye unas 20 especies, por lo general árboles aunque ocasionalmente arbustos, distribuidas por el Mediterráneo y el Himalaya, en el Sahara, Norteamérica, y regiones tropicales y subtropicales. La especie arizonica proviene originalmente de Arizona, California y México. En esas regiones donde crece de forma natural lo hace en montañas y alturas de entre los 1.500 y 2.300 metros. Se distingue del ciprés común por la tonalidad azulada de sus hojas y el color grisáceo de sus frutos.